Cuando la pausa se convirtió en proyecto

Hola! Soy Leonardo Magallanes. Durante años, mi vida fue la imagen. Como publicista y experto en branding, me dediqué a construir identidades, a buscar la estrategia perfecta y la estética impecable. Mi trabajo consistía en entender qué mueve a las personas, cuidando cada detalle visual y comunicativo. Pero, a veces, en la vorágine de crear marcas para otros, uno se olvida de frenar.

Todo cambió en unas vacaciones en San Javier, Córdoba. Entré a un pequeño lugar llamado Café de Montaña buscando simplemente una merienda. Pedí un “Latte” y, cuando llegó, no fue solo una bebida. Fue el aroma, el calor en las manos, el paisaje y el silencio. Fue una pausa real.

En ese sorbo entendí algo que va más allá del marketing: el producto es importante, pero más importante es lo que provoca.

Esa curiosidad encendió una chispa. Empecé a investigar, hice cursos y me adentré en este mundo, pero quiero ser muy sincero con vos: 

No creé Cálimo para enseñarte de varietales (aunque son exquisitos) ni de técnicas esnob. Más bien, estoy lejos de ser un “experto” de manual; soy un entusiasta que disfruta y le gusta descubrir. Lo creé para invitarte a sentir lo mismo que yo sentí en esa montaña: que el mundo puede esperar mientras vos disfrutás tu café.

Mi rol es acercarte esa experiencia que a mí me cautivó, curada con el ojo de quien valora la belleza y el detalle.

Quizás esta fascinación no sea casualidad. Tiempo después recordé que mis bisabuelos maternos, inmigrantes españoles, trabajaron la tierra en los cafetales de São Paulo, Brasil, donde nació mi abuelo. Sin saberlo, yo estaba volviendo a un lugar que mi familia ya había habitado. Había una memoria en el aroma que me conectaba con ellos, con el trabajo artesanal y con el respeto por el origen.

Cálimo es eso: la fusión de mi pasión por crear experiencias con sentido y mi entusiasmo por un café honesto. Es mi invitación a que te regales esa pausa que tanto nos debemos.